sábado, 16 de marzo de 2013

PARA ESTE FIN DE SEMANA… PASEA POR CHIHUAHUA


- Te presentamos los bellos lugares en Rosales-Julimes-San Francisco de Conchos.

ROSALES
Escasos 8 kilómetros separan a Delicias de Rosales, cuyo origen se remonta a una comunidad establecida en 1620 con el nombre de Santa Cruz, y que fue destruida en la rebelión india de 1645. Se le cambió el nombre en 1831, en memoria del insurgente Víctor Rosales.

Para disfrutar de un buen paseo y deleitar la vista, le invitamos a recorrer las calles de este sitio. En las afueras de Rosales todavía se puede ver la Hacienda de Bachimba y su antiguo acueducto, construidos en el siglo XVIII, muy próximos a las extendidas nogaleras de la zona. Asimismo, asómese al Templo de Santa Cruz, ubicado frente a la plaza de la cabecera municipal.

A pocos kilómetros de Rosales está la presa Francisco I. Madero, formada con las aguas del río San Pedro y popularmente conocida como “Las Vírgenes”, por las alegorías de la agricultura y del agua esculpidas en sus compuertas. En esta presa se permite la pesca de lobina y carpa, y hay lanchas de alquiler, así como clubes de tiro, centros recreativos, tardeadas dominicales y una gran diversidad gastronómica.

Otra opción es el Parque de los Nogales, que se encuentra a 100 metros del centro de la población. Ahí hallará alberca con tobogán, chapoteadero, cancha para basquetbol, área de juegos infantiles, asadores, dos salones para eventos sociales y un bar.

JULIMES
En medio del desierto está el pueblo de Julimes, uno de los primeros que fundaron los franciscanos en sus periplos por el río Conchos. Después de ires y venires, en 1691 quedó establecido el pueblo actual, habitado por los indios que le dieron nombre, sirviendo de residencia a los soldados en su traslado de Cerro Gordo hacia Ojinaga.

Tiene una situación privilegiada, pues se ubica en la confluencia de los ríos Conchos y Chuvíscar. Es un lugar frecuentado en verano por familias que van de día de campo, y es famoso por sus aguas termales de Los Ojos y El Tanque, acondicionadas con albercas.

En este sitio podrá apreciar el Templo de San Antonio, que data del siglo XVII, o, si lo prefiere, el Templo de Santa Rosalía, que está en la Ex Hacienda de Humboldt, en lo que hoy es el ejido de Julimes.

SAN FRANCISCO DE CONCHOS Y ALREDEDORES
Ésta es la tierra donde, según cuenta la tradición, lloró la pequeña imagen de la Virgen que está en la vieja misión franciscana. Cuando los indios conchos se sublevaron en 1645, dos misioneros regaron esta tierra con su sangre: fray Tomás de Zigarrán y fray Francisco Labado.

Además del atractivo que representa su cercanía con el río, aún pueden verse vestigios del acueducto y otras construcciones coloniales como el Templo de San Francisco de Asís, el panteón y la Capilla de la Virgen de Guadalupe.

A media legua se pueden visitar las ruinas de la capilla del presidio. En uno de los dinteles de la puerta se lee “año de 1627”, lo cual permite apreciar su antigüedad.
LAGO COLINA
A 15 kilómetros de San Francisco de Conchos hay un lago artificial denominado Colina. Por sus dimensiones y sorprendente presencia en medio del desierto, es uno de los atractivos turísticos más importantes de la zona, por lo que no puede perdérselo.

Aquí se encuentra el concurrido balneario Los Filtros, famoso en la región por sus formidables resbaladeros naturales. Su temperatura se mantiene alrededor de los 18°C y se encuentra rodeado de un hermoso paisaje desértico con plantas xerófilas, yucas, arbustos y leguminosas.

La pesca representa una actividad atractiva por la variedad de especies que se crían, como lobina negra, bagre, tilapia y trucha. Existen lanchas de alquiler y se pueden practicar natación y otros deportes acuáticos. También podrá ver algunas aves que anidan en las riberas, y en temporada invernal observará aves migratorias que vienen del norte de Estados Unidos y Canadá, como patos y gansos.

LA BOQUILLA
Esta población, localizada a 9 kilómetros de San Francisco de Conchos, fue creada precisamente al pie de la cortina que forma la Presa La Boquilla, también llamada Lago Toronto, construida en 1920 para producir electricidad. Se trata de uno de los lagos artificiales más grandes del norte del país, pues tiene una superficie de 175 kilómetros cuadrados con capacidad para almacenar 3,150 millones de metros cúbicos de agua.

Sus características han hecho de esta extensa presa un lugar ideal para la pesca y el esquí acuático. Se puede hacer el recorrido en lancha o en El Colibrí, un barco muy parecido a los viejos vapores.

Muy cerca hay otra cortina llamada El Caracol, cuya estructura asemeja un antiguo castillo medieval; se le ha dado este nombre debido a la escalera de piedra con forma de espiral que da acceso a dos de sus torres. Esta localidad también es conocida como Boquilla de Babisas y en ella podrá apreciar al venado bura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario